

Deja que tu dulce morada se ilumine con el brillo de las estrellas y la melancólica luz de la luna y que el gran sol derrame sobre ti sus esplendorosos rayos cuando le temas a la permanencia de la oscuridad y del mal.
Acepta que la tierra te acoja en su seno, que el serpenteante viento acaricie tu rostro, que las aguas purifiquen tu cuerpo y tu alma, mientras el fuego te seque con su poder divino.
Sólo entonces vivirás en tranquilidad con la naturaleza, porque es la única conexión que tienes con tus antepasados y tus antepasados son la herencia de lo que eres.
Acepta que la tierra te acoja en su seno, que el serpenteante viento acaricie tu rostro, que las aguas purifiquen tu cuerpo y tu alma, mientras el fuego te seque con su poder divino.
Sólo entonces vivirás en tranquilidad con la naturaleza, porque es la única conexión que tienes con tus antepasados y tus antepasados son la herencia de lo que eres.
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